miércoles, 2 de septiembre de 2015

Tema N° 4: "TEMAS PRINCIPALES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA"


 
INTRODUCCIÓN
El objetivo principal de la Doctrina Social de la Iglesia es interpretar las realidades terrenas, examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña acerca del hombre y de su vocación terrena y, a la vez, trascendente, para ORIENTAR en consecuencia la conducta cristiana.
            Como se indicó en el fascículo anterior, la meta final de la Doctrina Social es la salvación de las almas. Pero el fin inmediato de la es proponer principios y valores que contribuyan a crear una sociedad digna del hombre, aplicando las enseñanzas de Jesucristo.
            En esa perspectiva, la Doctrina Social se desarrolla en una triple dimensión:
 

A.   DIMESIÓN TEÓRICA.– porque el Magisterio de la Iglesia ha formulado explícitamente en sus documentos sociales una reflexión orgánica y sistemática. El Magisterio señala el camino seguro para construir las relaciones de convivencia en un orden social según criterios universales que puedan ser aceptados por todos.
B.   DIMENSIÓN HISTÓRICA.– la Doctrina se desarrolla dentro de una dimensión histórica, dado que en ella el uso de los principios está encuadrado en una visión real de la sociedad, e inspirado en la toma de conciencia de sus problemas en un marco histórico determinado.
C.   DIMESIÓN PRÁCTICA.– porque la Doctrina Social no se queda en el enunciado de los principios permanentes de reflexión (visión teoría)  ni en la interpretación de las condiciones históricas de la sociedad (visión histórica), sino que PROPONE también la aplicación efectiva de estos principios en la praxis (visión práctica) traduciéndolos concretamente en la forma y en la medida que las circunstancias permiten y reclaman.
Bajo esta perspectiva los campos o temas principales de la DSI son: la persona humana, la familia, el orden social, el papel del Estado, la economía, el trabajo y salarios, pobreza y caridad, el ambiente natural y la comunidad internacional.
            Trataremos de explicar este vasto campo de la DSI, de manera muy resumida y que facilite una visión general de las competencias donde el Magisterio de la Iglesia tiene algo que decir para orientar a los cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en el campo social. Veamos:
1. La Persona Humana
            Según la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana, por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los demás seres creados.
            La justicia social sólo puede obtenerse respetando la dignidad trascendente del hombre. Pero éste no es el único ni el principal motivo. Lo que está en juego es la dignidad de la persona humana, cuya defensa y promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son rigurosas y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia.
2. La Familia
            La familia, entendida en sentido amplio, es una realidad social presente en todas las sociedades conocidas, aunque en modalidades y formas distintas. Alrededor de la alianza entre varón y mujer, y la comunidad de vida entre padres e hijos, existen una gran variedad de valores, usos, costumbres, normas y leyes que la configuran no sólo como un grupo social característico, sino como una institución social fundamental.
            La naturaleza del matrimonio y la familia y su misión en la sociedad y en la Iglesia presenta un conjunto de deberes que han de ser asumidos por los diversos miembros de la familia, cada uno según su condición. A estos deberes se corresponden un conjunto de derechos de la familia que deben ser respetados y promovidos en la vida social para que la familia pueda llevar a cabo sus cometidos.
 
3. El Orden Social.– Es necesario un orden social acorde con la dignidad humana donde reine la bondad, la armonía, la libertad, la justicia y la verdad. En resumidas cuentas el orden social debe regirse fundamentalmente con los mandamientos de la ley de Dios. Todas las normas de orden civil (Constitución Política y Leyes) y eclesiásticas (leyes de la iglesia) deben regirse bajo estos parámetros, sino pueden tornarse injustas y con perjuicios muy lamentables para la sociedad.
 
4. El Papel del Estado.- “Una sociedad bien ordenada y fecunda requiere gobernantes, investidos de legítima autoridad, que defiendan las instituciones y consagren, en la medida suficiente, su actividad y sus desvelos al provecho común del país”. Se llama "autoridad" la cualidad en virtud de la cual personas o instituciones dan leyes y órdenes a los hombres y esperan la correspondiente obediencia. Toda comunidad humana necesita una autoridad que la rija. Esta tiene su fundamento en la naturaleza humana. Es necesaria para la unidad de la sociedad. Su misión consiste en asegurar en cuanto sea posible el bien común de la sociedad.
            El Estado de Derecho es la condición necesaria para establecer una verdadera democracia. Para que ésta se pueda desarrollar, se precisa la educación cívica así como la promoción del orden público y de la paz en la convivencia civil. En efecto, "no hay una democracia verdadera y estable sin justicia social. Para esto es necesario que la Iglesia preste mayor atención a la formación de la conciencia, prepare dirigentes sociales para la vida publica en todos los niveles, promueva la educación ética, la observancia de la ley y de los derechos humanos y emplee un mayor esfuerzo en la formación ética de la clase política.

5. La Economía.- "Llenad la tierra y sometedla". La Biblia, desde sus primeras páginas, nos enseña que la creación entera es para el hombre, quien tiene que aplicar su esfuerzo inteligente para valorizarla y, mediante su trabajo, perfeccionarla, por decirlo así poniéndola a su servicio. Si la tierra está hecha para procurar a cada uno los medios de subsistencia y los instrumentos de su progreso, todo hombre tiene el derecho de encontrar en ella lo que necesita.
            La incumbencia del Estado es la de vigilar y encauzar el ejercicio de los derechos humanos en el sector económico; pero en este campo la primera responsabilidad no es del Estado, sino de cada persona y de los diversos grupos y asociaciones en que se articula la sociedad. El Estado no podría asegurar directamente el derecho a un puesto de trabajo de todos los ciudadanos, sin estructurar rígidamente toda la vida económica y sofocar la libre iniciativa de los individuos.
6. Trabajo y salarios.- En nuestro tiempo es cada vez más importante el papel del trabajo humano en cuanto factor productivo de las riquezas inmateriales y materiales; por otra parte, es evidente que el trabajo de un hombre se conecta naturalmente con el de otros hombres. Hoy más que nunca, trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros: es hacer algo para alguien. El trabajo es tanto más fecundo y productivo, cuanto el hombre se hace más capaz de conocer las potencialidades productivas de la tierra y ver en profundidad, las necesidades de los otros hombres, para quienes se trabaja.
            El salario justo es el fruto legítimo del trabajo. Negarlo o retenerlo puede constituir una grave injusticia. Para determinar la justa remuneración se han de tener en cuenta a la vez las necesidades y las contribuciones de cada uno. "El trabajo debe ser remunerado de tal modo que se den al hombre posibilidades de que él y los suyos vivan dignamente su vida material, social, cultural y espiritual, teniendo en cuenta la tarea y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común".

7. Pobreza y caridad.– La pobreza material es uno de los grandes males que todos debemos procurar desterrar. La verdadera caridad cristiana y humana es uno de los medios fundamentales donde se asienta muchas otras virtudes y valores que ayudarán a salir de este mal social en el mundo. La verdadera caridad no es darle el pescado, sino enseñarle a pescar.
8. El Ambiente Natural.- El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura. El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación.
9. La Comunidad Internacional.- Una característica del mundo actual es la tendencia a la globalización, fenómeno que, aun no siendo exclusivamente americano, es más perceptible y tiene mayores repercusiones en América. Se trata de un proceso que se impone debido a la mayor comunicación entre las diversas partes del mundo, llevando prácticamente a la superación de las distancias, con efectos evidentes en campos muy diversos. Desde el punto de vista ético, puede tener una valoración positiva o negativa. En realidad, hay una globalización económica que trae consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento de la eficiencia y el incremento de la producción, y que, con el desarrollo de las relaciones entre los diversos países en lo económico, puede fortalecer el proceso de unidad de los pueblos y realizar mejor el servicio a la familia humana. Sin embargo, si la globalización se rige por las meras leyes del mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas. Tales son, por ejemplo, la atribución de un valor absoluto a la economía, el desempleo, la disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos, la destrucción del ambiente y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres, y la competencia injusta que coloca a las naciones pobres en una situación de inferioridad cada vez más acentuada.

EN CONCLUSIÓN.-
            Para la Iglesia el mensaje social del Evangelio no debe considerarse como una teoría, sino, por encima de todo, un fundamento y un estímulo para la acción. Impulsados por este mensaje, algunos de los primeros cristianos distribuían sus bienes a los pobres, dando testimonio de que, no obstante las diversas proveniencias sociales, era posible una convivencia pacífica y solidaria. Con la fuerza del Evangelio, en el curso de los siglos, hombres y mujeres de todas las clases sociales, se comprometieron en favor de los necesitados y marginados, convencidos de que las palabras de Cristo: "Cuantas veces hagáis estas cosas a uno de mis hermanos más pequeños, lo habéis hecho a mí" (Mt 25, 40). Hoy más que nunca, la Iglesia es consciente de que su mensaje social se hará creíble por el testimonio de las obras, antes que por su coherencia y lógica interna. De esta conciencia deriva también su opción preferencial por los pobres, la cual nunca es exclusiva ni discriminatoria de otros grupos. Se trata, en efecto, de una opción que no vale solamente para la pobreza material, pues es sabido que, especialmente en la sociedad moderna, se hallan muchas formas de pobreza no sólo económica, sino también cultural y religiosa.
 

1. Escribe un comentario para cada uno de los 9 temas de la Doctrina Social de la Iglesia.
 
No te olvides de escribir al inicio de la hoja el siguiente formato.
 

2 comentarios:

  1. En la precaria realidad en la que vivimos todos estos aspectos se han ido resquebrajando entre las brumas,nosotros como cristianos tenemos un compromiso con el mundo ,esta sociedad a tratado de sucumbir las leyes naturales y lo que a diario se ve en la vida cotidiana caminamos por camina cegador por la avaricia y la envidia,que efímera es la vida tomamos el dinero antes q nuestra buena salud .
    A cerca de los temas abordados yo opino que esta de cadente situación podría cambiar no solo poniendo ejemplos sino haciendo algo por una sociedad limpia y justa es un trabajo arduo que nos corresponde a creyentes y no creyentes obrar es a lo que el futuro debería apuntar.

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    1. ¿Por que será que eres el único que comentó en este tema?

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